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Alexitimia
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Alexitimia


Los resultados parecen claros entre el tipo de personalidad tipo D y la alexitimia, lo que se explica según los autores por la teoría de Sifneos sobre las bases de la alexitimia y la incapacidad de expresar las emociones, aspecto definitorio de la personalidad tipo D, donde la persona es incapaz de expresar las emociones negativas.

A pesar de estar bien establecida la relación entre la personalidad tipo A y los problemas coronarios, en el estudio también se debería haber incluido su estudio y análisis, e incluso con respecto a la personalidad tipo A, con lo que poder presentar una panorámica más general sobre la relación entre los tipos de personalidad y la alexitimia.

Entre las limitaciones del estudio, está que los investigadores no corroboraron el diagnóstico con pruebas específicas sobre depresión, igualmente no han recogido sobre la gravedad de la enfermedad, el tiempo que llevan padeciéndose o el tratamiento que reciben al respecto.

Igualmente se desconoce de los participantes las variables sociodemográficas que pueden estar influyendo como variables extrañas en los resultados de la investigación. Igualmente hay que tener en cuenta las características propias de la población objeto de estudio, por lo que antes de concluir al respecto hay que realizar nuevas investigaciones en otras poblaciones.

Pero no toda imposibilidad de comunicar emociones puede considerarse alexitimia, ya que puede estar influido por las propias deficiencias comunicativas de la persona, que abarca no sólo el mundo emocional sino a la expresión incluso del lenguaje verbal y no verbal, tal y como en el caso de los pequeños con problemas de desarrollo, como por ejemplo con el Autismo, actualmente denominado Trastorno del Espectro Autista según el manual de diagnóstico clínico D.S.M.-V (siglas en inglés de Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, actualmente en su versión quinta).

Una de las aportaciones más controvertidas al respecto, es la que hace referencia al estudio del autismo y en concreto a la teoría del “Cerebro Extra Masculino”, donde el autor Simon Baron-Cohen de su “descubrimiento”, explica algunos de los rasgos “típicos” que se encuentran entre los afectados por el autismo, como son los problemas de la comunicación, tanto al expresar sus emociones, necesidades y deseos, como en percibir e interpretar correctamente la de los demás, lo que se traduce en una baja capacidad empática.

La empatía es por definición una de las habilidades más desarrolladas, junto con el lenguaje, por parte de las mujeres, frente a los hombres, pero en los autistas está aún menos presente. El autor de ésta teoría, evaluó en distintos estudios dos aspectos que fueron: la empatía y la sistematización, entendida la primera como la capacidad de identificar los pensamientos y emociones de otros, y de responder con una emoción apropiada; la sistematización por su parte, hace referencia a la capacidad de extraer reglas de funcionamiento del medio ambiente, esto es, regularidades sobre cómo funcionan las cosas. Lo que halló en sus investigaciones, fue que el hombre tiene mayor capacidad de sistematización que de empatía, lo contrario que la mujer.

Las personas afectadas por el autismo por su parte tienen una sobrecapacidad para la sistematización mayor que en cualquier hombre, en detrimento de la empatía que es mucho menor que los hombres, es decir, tienen maximizadas las habilidades "masculinas" en estos aspectos.

Según un estudio realizado en la Universidad de Cambridge (Inglaterra) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Brain, A Journal of Neurology, estas manifestaciones serían debidas a un exceso de masculinización cerebral, provocada por altos niveles de testosterona en el útero materno. Lo que explicaría por qué éste trastorno del desarrollo se produce cuatro veces más en niños que en niñas, aspecto que está actualmente cuestionado, ya que se ha planteado sobre si efectivamente existen estas diferencias, o más bien se trata de un sesgo en el diagnóstico por parte de los evaluadores a la hora de determinar la presencia de autismo en niños frente a niñas, quienes diagnostican antes y en mayor número a ellos frente a ellas.

<<En el autismo existen dificultades para percibir adecuadamente las expresiones emocionales de los demás. Saber "leer" la expresión emocional en la cara de alguien nos parece una tarea sencilla, pero es mucho más compleja de lo que aparenta, pues exige el manejo de muchos procesos perceptivos y cognitivos, para "traducir" los signos que un rostro te ofrece, a una "etiqueta" que nos permita saber qué emoción está sintiendo la otra persona.

En la literatura científica sobre este tema se insiste en que los niños con autismo van aprendiendo a reconocer emociones con la edad y también con entrenamientos específicos, que les ayudan mucho a comprender qué podrían estar sintiendo las personas que les rodean. Las dificultades cognitivas que tienen los niños con autismo no les impiden entender completamente las emociones de los demás, pero sí que les entorpecen este proceso. Algunos podrían pensar que el origen es una dificultad en la comprensión de las emociones en sí, pero es una alteración más compleja, pues lo que fallan son los procesos perceptivos, atencionales, y de formación de conceptos que son necesarios para acabar concluyendo que la cara que esa persona está poniendo "tienen que ser" porque está sintiendo tal emoción.

Esto hace que las relaciones sociales sean mucho más imprevisibles. A todos nos gusta saber a qué atenernos cuando nos dirigimos a otra persona. Le miramos a la cara y si interpretamos que esa es una cara de enfado decidimos que lo que le vamos a decir puede esperar a otro día. A las personas con autismo les cuesta mantener relaciones con las otras personas, entre otros motivos, porque les cuesta estar seguros de lo que sentimos. Es como si te relacionaras con un grupo de gente que llevaran puestas máscaras que te impidieran "leer" sus expresiones faciales. Al llegar a la edad adulta, buena parte de estas dificultades persisten, pero la experiencia personal y el entrenamiento les puede ayudar mucho.

Dr. Pedro Luis Nieto, Secretario del Departamento de Psicología y Pedagogía en la Universidad C.E.U.-San Pablo (España)>>

Una visión, la del autismo, y sus dificultades de comunicación, incluido los aspectos emocionales, que recuerdan que se trata de un proceso aprendido y automatizado empleado para ver e interpretar la emoción de los demás y ajustando la respuesta al mismo, proceso que no es algo sencillo, sino que se compone de múltiples pasos intermedios, y que el fallo en alguno de ellos puede dar como consecuencia, una alteración en la expresividad correcta de la emocionalidad, con todas las consecuencias sociales que acarrea al no ser capaz de entender cómo sienten los demás para poder así adaptar el comportamiento a sus emociones.

Capítulo 3. Síntomas de la alexitimia

En todos se producen emociones, sólo que existe una incomprensión de las mismas por parte de los alexitímicos, es como si escuchasen un idioma que desconocen, por ejemplo, el chino, saben que les quiere decir algo su propio cuerpo, o las emociones de otra persona, pero son incapaces de entender qué es. Son personas que sienten como los demás, en el sentido de que reciben los mismos impactos emocionales a través de la publicidad, los medios sociales, o directamente de persona a persona, pero parecen permeables, no porque no les afecte, sino porque no llegan a entender lo que se les quiere transmitir, luego el proceso de comunicación se ve interrumpido.

El problema está en el procesamiento y en el reconocimiento de las emociones, se ruborizan, sienten taquicardia, y palpitaciones, pero no lo atribuyen a un sentimiento de amor, o de odio. De ahí la importancia de la reeducación para que les sirva para conocerse y saber qué es, y cómo reaccionar adecuadamente.

Según Nemiah, la alexitimia se caracteriza por mostrar una dificultad para identificar y describir sentimientos; para distinguir los sentimientos de las sensaciones corporales del arousal emocional; pobreza de la vida fantasmática y por un estilo cognitivo externamente orientado. Cuando existe una base biológica que lo sustenta, los síntomas van a estar ahí desde el principio, pero a medida que se crece, y va teniendo más experiencias y relaciones sociales, se van haciendo más evidentes las carencias. Luego en la juventud y la madurez serán las etapas en donde más se puedan expresar los síntomas de la alexitimia.

A pesar de esta sintomatología, es difícil que la persona acuda a consulta por un problema de alexitimia, debido a que escasamente es consciente de que lo sufre y sus consecuencias. Con un ejemplo quizás quede más claro, el daltónico tiene una incapacidad total o parcial de ver determinados colores, y puede ser consciente de que en el semáforo hay distintos colores, pero no los ve. Sabe que la gente se suele comportar en función de colores que no ve. Eso puede ser frustrante en un momento determinado, pero se acaba uno acostumbrando a lo que vive y lo que ve; e incluso puede aprender que el rojo, es el color de arriba, ámbar el de en medio y verde el de abajo, y todo eso sin verlos, pudiendo tener un desempeño automovilístico como el resto de los ciudadanos. Pues igual pasa con el entrenamiento con alexitimia, que pueden aprender a vivir en un mundo emocional aun sin sentirlas.

Piense que está viendo una televisión vieja en blanco y negro, por mucho que le digan los demás con información que se puede ver mejor si resintoniza, hasta que no se le enseñe cómo hacerlo va a seguir viendo los mismos canales que el resto, pero en blanco y negro. Pues lo mismo le pasa a una persona con alexitimia, que no es cuestión de más información si no de formación especializada.

Los rasgos definitorios de una personalidad con altos niveles de alexitimia son: externamente estas personas pueden presentarse como narcisistas, centradas en su propio mundo, evitando los compromisos y las relaciones sociales, psicoactivas, no esperando de los demás, si no anticipándose a propuestas y actividades, mostrando un afecto inadecuado tanto en su emocionalidad como en su intensidad, con un estilo de comportamiento impulsivo, guiado por las propias necesidades, si tener en cuenta a los demás.

Estas personas parecen guiarse únicamente por sus impulsos de conseguir lo que quieren sin medir las consecuencias de sus actos, y en muchos casos no ajustándose a las circunstancias donde actúan. Escasamente se les ve llorando, con un estado casi constante de tensión personal, agitación, e inquietud que puede llevarles a la irritabilidad, frustrándose por todo, cuando no alcanzan sus ambiciosos objetivos, mostrando síntomas inespecíficos de problemas de salud, pero de los que se queja mucho.

Hay que tener en cuenta que al alexitímico o mejor dicho la persona con altos niveles de alexitimia no se la considera que sufra una patología, ya que se trata de una característica de personalidad más. Aunque sí va a tener unas consecuencias sobre todo en el ámbito de las relaciones sociales, pero eso no lo convierte en patológico. Por ejemplo, en la persona introvertida cuando tiene altos niveles de esta característica de personalidad, la persona va a tener dificultades a la hora de relacionarse con los demás, entablar amistad, e incluso relación íntima; pero nadie considera que una persona excesivamente introvertida es alguien que tiene un problema patológico; pues igual pasa con la alexitimia.

Igualmente hay que distinguir las consecuencias de altos niveles de alexitimia con los motivados por otros rasgos de personalidad, como en el caso de los neuróticos, los obsesivos o los histéricos; pero estas diferencias no tienen por qué ser evidentes externamente, ya que se relacionan mucho con el mundo interior, la forma de pensar y vivir las propias experiencias y emociones, por lo que para poder establecer un correcto diagnóstico sobre la persona es preciso la exploración por parte de un especialista. Diagnóstico que por otra parte no va a hacer si no constatar cómo es la persona, pero que a partir de ahí se precisa de un tratamiento especializado para el reaprendizaje del mundo emocional por parte de la persona, con el que compensar sus deficiencias mostradas hasta el momento, con la que poder tener una vida plena emocionalmente, con capacidad de expresar y de comprender las emociones de los demás adecuadamente.

Sólo hay que ponerse en la piel de una persona que tiene altos niveles de alexitimia, para comprender el sufrimiento psicológico que esto puede conllevar, viviendo como en una especie de niebla constante en donde se confunden los sentimientos y deseos que no están en ningún caso claro, pero si ya de por sí puede resultar frustrante no saber lo que uno quiere, mucho más frustrante es no entender lo de los demás, sobre todo si te demandan una respuesta clara al respecto.


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