La noticia me dolió el alma. Quería entregar mi vida a cambio de la suya. Fue espontáneo, decidí «caminar por ella». Quise sufrir dolor, sacrificarme para que el universo entendiera que debía curarla. Se curó y yo cumplí mi promesa. Luego entendí más que nunca que Dios está en cada uno de nosotros. Todo redundó en beneficio mío. Desde entonces, soy más fuerte.