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Bestiario Americano
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Bestiario Americano


he estudiado al oro y al hombre.

Pertenezco al agua

que lava incluso los rincones más sombríos:

un minero pasa con sus axilas apestosas,

estrella su cabeza contra una piedra negrísima.

¿Cómo poder hablar luego del cierre categorial

si sus hijos, mancebos y nínfulas, no han comido?

No tengo cuello: ¿cómo poder explicar el existencialismo?

Ellos tiritan: gritan frío; ellos chillan: comen hambre.

Llevo poncho: ¿cómo creer en el dios sol, si nos abandona?

Como musgos: ¿cómo confiar en Huiracocha si no hay maíz?

Uso sombrero: ¿cómo avanzar si nos permutan las ideas?

Soy pequeño: la naturaleza humana apesta

tanto como la naturaleza de los dioses.

Yo hiedo, tú hiedes, y así hasta el infinito.

Soy el murik que da la liberación

de las transparencias que se aglutinan tras la tarde.

El camino a la salvación conduce a una mina

y ellos son los muriskas que se dejan conducir.

Me han visto en Cuzco, en Cajamarca y Arequipa.

Los más osados sueñan con atraparme en sus tierras.

No sé si la laringe que estudié ayer pertenecía

a un boliviano o a un peruano; la saqué intacta del Titicaca.

Me acusan de robar las herramientas de los mineros.

Yo me jacto de cometer travesuras más sublimes.

Hoy jugueteé en el ombligo de un estanque

y a cambio di como caridad dos pepitas de oro.

La sangre de la humanidad sigue destilando sobre las piedras.

Después me interné en el Uku Pacha.

El crepúsculo todo lo termina o todo lo comienza.

YASY YATERÉ

(Lamento de un adolescente paraguayo)

El pecho blancuzco, los cabellos tornasoles.

Extraño enano albino en medio de morenos estólidos

propicia el exceso de los inocentes.

Lilith y Asmodeo fueron sus ancestros.

A ellos obedece el báculo hecho de ramas y oro.

El resplandor es su amigo al abandonar la luna.

Percibes el crujir de la hojarasca y te observa desde el follaje.

Te obliga a enloquecer mientras toca su instrumento.

Le ofrece frutas y miel silvestre a tu adolescencia desnuda.

Si eres mancebo de su agrado: beso en la boca.

Si eres doncella: mordisco en la nuca.

Hay quienes afirman que en el cielo no hay luz,

que la oscuridad es ventrílocua y

Yasy Yateré el mejor intérprete de sus monólogos.

También están los animales optimistas.

Creen que el geniecillo de la flauta solo embriaga

con invención para controlar a las masas

de anémicas criaturas que se pierden en la canícula.