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Suicidio Policial: Guía Para Una Prevención Eficaz
Suicidio Policial: Guía Para Una Prevención Eficaz
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Suicidio Policial: Guía Para Una Prevención Eficaz


Tal y como se ha indicado en el apartado anterior, no todo suicidio va a ser considerado como tal, ya que se tendrían que descartar los accidentes por conductas de riesgo, además cabe distinguirse varios términos que en ocasiones se emplean de forma indistinta, pero que tienen importantes diferencias, así según un informe publicado por la Comisión de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública del Gobierno de Canadá (Mental Health Commission of Canada, 2018) se puede hablar de:

–Suicidio como acto fatal de autolesión con intención de quitarse la vida.

–Comportamiento suicida el cual abarca desde los pensamientos suicidas, los intentos de suicidio y la muerte por suicidio.

–Intento de suicidio, que es la conducta potencialmente autolesiva asociada con la intención de morir.

–Pensamientos activos de suicidio los cuales pueden conducir a acabar con la propia vida, lo que puede incluir: identificar un método, tener un plan y/o tener la intención de actuar.

–Pensamientos pasivos de suicidio, pensamientos sobre la muerte o de querer estar muerto, sin tener ningún plan ni realizar ningún intento de suicidio.

–Autolesiones no suicidas, conductas sin intención de morir.

–Eventos suicidas con la aparición o el empeoramiento de pensamientos suicidas o con intentos reales de suicidio.

–Autolesiones deliberadas, que son conductas autolesivas donde se incluyen los pensamientos.

Por lo que a partir de ahora ya no se hablará de suicidio de forma genérica, sino que se emplearán los términos anteriores para definir si estamos hablando de pensamientos, intentos o suicidios propiamente dichos. Sobre ello hay que indicar que uno de los problemas en cuanto a los datos relacionados sobre esta temática en el caso de la policía es que las estadísticas sólo suelen recoger información sobre el suicidio consumado, desconociéndose, cuántos agentes tienen pensamientos suicidas o cuantos han llevado a cabo intentos suicidas. Aspecto que pudiese pertenecer al ámbito privado del agente, pero que impiden aplicar políticas de prevención adecuadas, ya que, si no se conoce, no se pueden aplicar medidas para que dichos pensamientos o intentos no acaben en suicidio, de ahí la importancia primeramente de obtener datos e información fiable mediante cuestionarios, los cuales incluso pueden ser anónimos, pero al menos darían cuenta de la dimensión del problema.

Por ejemplo, si se pasa en una determinada comisaría de forma totalmente anónima un cuestionario para conocer sobre los pensamientos e intentos suicidas, se podrá valorar el nivel de gravedad de que en esa comisaría se produzca un suicidio y con ello se podrá intervenir con distintas políticas que se irán describiendo en este texto para evitar o al menos reducir dicha posibilidad entre los agentes de esa comisaría.

El Perfil del Suicidio entre la Policía

Hay que indicar que, si bien los policías son personas que en principio no difieren del resto de los ciudadanos de su población, y por tanto el perfil de los agentes que atentan contra su propia vida no tendría por qué ser diferente al que se observa en dicha población. A pesar de lo anterior cabe destacar que existe una serie de características que confieren al agente de unas peculiaridades en cuanto a sus funciones y desempeños, así como con respecto a la realidad a la que enfrentan que difícilmente se puede encontrar en otras profesiones, lo que va a determinar en muchos casos un perfil “peculiar” en el ámbito del suicido.

Con respecto al perfil sobre el suicidio teniendo en cuenta 446 artículos seleccionados por su relevancia y calidad (Mental Health Commission of Canada, 2018) se puede extraer un perfil sobre el riesgo de sufrir suicidio a nivel mundial indicando que las personas que más se suicidan son hombres, en cambio las mujeres tienen más conductas suicidas, siendo la adolescencia la edad en que se producen más casos. Igualmente suele estar asociado en la población general con variables sociodemográficas como tener más de 40 años, estar divorciado, tener problemas psicosomáticos, vivenciar displacenteramente su realidad, sufrir depresión o altos niveles de ansiedad (Grassi et al., 2018); además de tener más de 85 años, haber sufrido trastornos de la alimentación, esquizofrenia o trastorno bipolar; con historia de abuso de sustancias (Brodsky, Spruch-Feiner, & Stanley, 2018).

En esta misma línea desde la OMS se destaca la importancia de las relaciones de pareja como factor de protección o de estrés psicosocial en el caso de divorcio o separación, encontrándose que las personas incursas en estos procesos de disolución de la convivencia tienen entre 2 a 3 veces más probabilidades de tener ideaciones suicidas, y de 3 a 5 de atentar contra su vida (O.M.S., 2009).

Son diversas las aportaciones teóricas que se han realizado para explicar el fenómeno del suicidio las cuales se pueden agrupar en tres:

a)Perspectiva biologicista, en donde se trata de dar cuenta de una mayor probabilidad de sufrir suicidio si se tiene un familiar allegado que lo ha sufrido, llegando a afirmarse que existen genes que incrementan la posibilidad del suicidio, tal y como se ha observado en una investigación donde se analizaron a 43 familias de Utah (EEUU) las cuales al menos uno de sus miembros se había suicidado en las últimas siete generaciones (Coon et al., 2018). En total se recogieron más de 4.500 muestras de ADN, y analizaron 207 genes diferentes, encontrando una asociación entre el mayor riesgo ante la presencia de variantes en las proteínas SP110, rs181058279; AGBL2, rs76215382; SUCLA2, rs121908538; APH1B, rs745918508

A pesar de lo anterior y tal y como señalan los autores estos genes no explicarían todos los casos del suicidio sino únicamente el 50% de ellos (Pedersen & Fiske, 2010).

b)Perspectiva social, en donde se pone el foco no tanto en el individuo como ente biológico o psicológico si no como reactivo de unas condiciones sociales en las que vive, así se ha asociado el suicidio a la pérdida de valores, inconsistencia de las normas, desorganización social, ruptura de lazos con la sociedad, aspectos que se observan en determinadas agentes de policía que han atentado contra su vida, quien estaba incurso en algún tipo de investigación o había sufrido una sentencia condenatoria o de separación de su puesto de trabajo, con lo que el sentimiento de dicho agente era en relación a que la “sociedad” le había “fallado”, o que no podía “fiarse” de las instituciones a las que hasta ese momento representaba, lo que podría haberle llevado al suicidio (Palacio., 2010).

A destacar un factor fundamental en el ámbito social y del que no se ven afectados es en cuanto a las crisis económicas y las tasas de desempleo, ambos aspectos correlacionados a nivel social con unas mayores tasas de suicidio, pero que, al ser la policía, por lo menos en España, personal funcionario del gobierno central, autonómico o local, es decir, es personal contratado para toda la vida, con su sueldo fijo, independientemente de la coyuntura económica del país, eso hace que ambos factores no incidan.

A pesar de lo anterior los agentes pueden perder su condición y con ello la estabilidad económica anteriormente comentada debido a una serie de supuestos, los cuales en el caso de la Policía Nacional están recogidos en el artículo 5 de la Ley Orgánica 9/2015, de 28 de julio, de Régimen de Personal de la Policía Nacional (Jefatura del Estado, 2015)

a) La jubilación.

b) La renuncia a la condición de funcionario.

c) La pérdida de la nacionalidad española.

d) La sanción disciplinaria de separación del servicio que tuviere carácter firme.

e) La pena principal o accesoria de inhabilitación absoluta o especial para el ejercicio de empleo o cargo público que tuviere carácter firme.

Aspecto, el de separación del servicio, voluntariamente o no, que ha sido asociado a un incremento de las tasas de suicidio (LaMontagne et al., 2018).

c)Perspectiva individual, donde desde la psicología se han desarrollado diversas teorías asociadas al suicidio entre los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad (Violanti, Owens, McCanlies, Fekedulegn, & Andrew, 2019):

–Psicodinámica, la sobreexposición a un ambiente “inadecuado” puede llevar a que sobrepase las barreras psicológicas del agente y que esto le conduzca al suicidio.

–Cognitiva, donde se ha observado cómo los policías muestran una falta de flexibilidad cognitiva en su trabajo, asociado a dificultades en el manejo del estrés continuado, incrementando con ello la ideación suicida.

–Taxonómica, donde existen cuatro factores asociados al suicidio en el ámbito militar (de aplicación a la policía), el formativo, los antecedentes, los precipitantes, y los asociados a los sentimientos de alineación e impotencia.

–Basado en la autopsia psicológica, empleando este método se ha llegado a comprender cómo existen factores sociales previos que afectan a su red de contactos y a su integración con los compañeros.

–Perspectiva de la presión, donde los agentes van a reaccionar de forma desigual a los estresores de su trabajo, pudiéndose ver el suicidio como una “solución” ante dicho sufrimiento.

–Interpersonal, donde se relaciona el estrés laboral, con las exposiciones traumáticas, unido al sentimiento de aislamiento y falta de pertenencia social.

–Interactivo diátesis-estrés, donde el suicidio está relacionado con el estrés y los factores predisponentes personales (Mann, Waternaux, Haas, & Malone, 1999).

Factores de Riesgo

Se consideran factores de riesgo a aquellos en cuya presencia se incrementa las posibilidades de sufrir actos suicidas. Estos pueden ser de tipo cuantitativo o cualitativo, en el primer caso estaríamos hablando de factores que necesitan “acumularse” en el tiempo, o que precisan de una alta intensidad para poder tener esa influencia sobre la conducta suicida; y en el caso de los factores cualitativos se hablaría más de que la mera presencia de ese factor es suficientemente determinante como para “provocar” dicho acto.

Con respecto a los factores que incrementan la probabilidad de sufrir suicidio se destaca (Mental Health Commission of Canada, 2018):

–los antecedentes familiares tanto de casos de suicidio como de trastornos psicológicos.

–los intentos previos de suicidio.

–los pacientes hospitalarios crónicos.

–el abuso de alcohol.

–la reclusión en prisión.

–los cambios estacionales.

–la influencia de los medios de comunicación.

–los factores sociales como el aislamiento o eventos vitales recientes.

–la exposición a la violencia.

–el trabajar en determinadas profesiones como en el campo de la salud, en servicios de emergencia o la policía.

Sobre este último punto con respecto al trabajo que se desempeña otras investigaciones han asociado un mayor índice de suicidio a profesiones como la de granjero, médico, policía o soldado (Tiesman et al., 2015); si bien en la policía se produce un mayor número de suicidios frente a la población general, dentro de los trabajos de riesgo está por detrás de las tasas de suicidio de bomberos, soldados y oficiales de prisión (Milner, Witt, Maheen, & Lamontagne, 2017; Stanley, Hom, & Joiner, 2016).

Por tanto, y atendiendo a la descripción anterior cabría afirmar que los policías van a estar más expuestos a sufrir suicidios por las características propias de su profesión, el aislamiento social que en ocasiones produce, y la exposición casi constante a la violencia.