Hace unos años vi la actuación de Mikhail Zadornov con su monólogo “Estaba anocheciendo”, que realmente me gustó y no podía sacarlo de mi mente. Entonces decidí que definitivamente escribiría algo del mismo estilo. Pero no me pasaba ninguna situación vital correspondiente. Y ese Año Nuevo, durante la cena de celebración, uno de los invitados había contado la historia muy divertida que se convirtió en la trama de este libro.