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La Tragedia De Los Trastulli
La Tragedia De Los Trastulli
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La Tragedia De Los Trastulli


—Digamos… que no estaba muy bien.

—¿Concretamente?

—Estaba nervioso y se sentía débil: estamos preocupados.

—¿La causa de los nervios y de la astenia podrían haber sido preocupaciones laborales?

—Oh, no, la empresa va bien.

—¿También va todo bien en casa? —preguntó entonces—. Perdonen la pregunta, pero es necesaria: ¿discusiones?

—No, no, faltaría más. Va todo bien.

—Por tanto, ¿no tienen idea de los motivos de la inquietud de su familiar?

Todos a la vez:

—No.

—No.

—No.

También las desapariciones eran competencia de nuestra la Sección de homicidios y delitos contra las personas, al poder implicar delitos de sangre, por lo que, al día siguiente, antes de terminar su trabajo, el brigada Pitrini, llevó, como correspondía, a la oficina del comisario jefe D’Aiazzo y mía el relato de los Trastulli, junto con un par de denuncias nocturnas más, para que a su llegada el superior las asignara a sus comisarios subordinados.

Yo estaba el despacho y el colega, tras dejar sobre la mesa de Vittorio su pila de carpetas e indicarme con el índice derecho la que estaba en lo alto, me dijo:

—Estos han denunciado esta noche la desaparición de su marido y padre, pero no me parecían demasiado preocupados. La esposa dijo que estaban inquietos, y puede que sea así, pero no parecía que lo estuvieran mucho. No sé, tal vez sea una impresión falsa, es verdad que la gente sabe contenerse externamente mientras sufre mucho en su interior. Pero creo que será mejor decírselo al jefe. Me voy a casa, ¿se lo puedes decir tú?

—Sí.

Aún tenía ganas de hablar:

—Tal vez yo sea un malvado, pero me parece que estaban más interesados por los asuntos de dinero que por la desaparición del familiar.

—¿Te han dicho que les van bien los negocios?

—Más o menos, con otras palabras.

Cuando salió el colega, abrí distraídamente el expediente. Me vino a los ojos que la familia vivía en la misma dirección que mi amigo y que se llamaban Trastulli e inmediatamente me vino a la cabeza esa Navidad de 1961 en la que nos encontramos con ellos en el restaurante.

FOTOGRAFÍA FUERA DEL TEXTO

Antigua centralita y sala de operaciones de la Comisaría, en los años 50-60 del siglo XX. Archivo fotográfico de la Policía del Estado


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