“¡Déjate ya de mover!”
y se marchaba corriendo.
De pronto se ha parado
parece que comprendió
el problema que había
y media vuelta se dio.
Se acerca a la hormiga
y un golpe la está dando
así le salió la miga
de la garganta volando.
“Pequeña -le dice el gato-
pero ¿Por qué no decías
lo que te estaba pasando?”
ella mirándole oía.
“Pero, ¿Qué estás diciendo?
si no podía ni hablar
¿Es que no me estabas viendo?
sólo podía saltar”.
“Saltar, ¿Y eso por qué?”
el gato la preguntaba
“Pues así quería ver
si la miga se marchaba.”
“¡La miga!, pero ¿Qué miga?”
el gato la preguntó
“Si tú eres una hormiga
¿O estoy equivocado yo?”.
La hormiguita como vio
que el gato no se enteraba
media vuelta que se dio
y despacio se marchaba.
“¡Gracias!” le dice al gato
mientras ella va andando
él la escucha y no contesta
pues estaba gateando.
Por el tronco de un árbol
allí un pájaro se encontraba
y sube muy despacito
para ver si le pillaba.
Pero el pájaro más listo
ha comenzado a volar
y el gato que le ha visto
ya se tiene que bajar.
Se queda en la sombrita
y allí se dormirá
la hormiguita que le ha visto
a su lado se echará.
En la sombra de aquel árbol
los dos se pasan el día
son amigos desde siempre
y aquel lugar compartían.