Un día alguien llegó
y a la espiga miraría
como estaba muy granada
enseguida la decía.
“Vente conmigo a mi casa
despacio te moleré
y un buen pan con tu harina
después yo fabricaré”.
Así acabó la espiga
aquella que creció tanto
metida en la barriga
consolando aquel llanto.
De ese niño pequeño
que de hambre él lloraba
con pan de aquella espiga
su mamá le preparaba.
Un buen bocata muy rico
pues dentro ella metió
un trozo de chocolate
y el niño se lo comió.
Y la espiguita aquella
que en el campo creció
dentro de la barriguita
de ese niño se durmió.
AMOR
4. LA MARIPOSA Y EL PESCADITO
Volando tranquilamente
sobre un río pasaba
el reflejo ha visto una
y mucho se acercaba.
Era una pequeñita
que el agua no conocía
casi, casi que se moja
por poquito lo hacía.
Un pescadito que había
nadando tranquilo allí
cuando eso él veía
rápido gritó así.
“No te acerques pequeña
que te podrías ahogar
si se te mojan las alas
ya nunca podrás volar”.
Ella que le ha escuchado
muy curiosa preguntó
“Pero ¡Tú te has mojado
porque ahí te veo yo!”.
"Es que no soy como tú
-el pescadito decía-
yo nunca pude volar
vivo en esta agua fría”.