“Voces de Luz”
Aldivan Teixeira Torres
Voces de Luz
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Aldivan Teixeira Torres
©2018-Aldivan Teixeira Torres
Todos los derechos reservados
E-mail:aldivanvid@hotmail.com
Traductor: jose Francisco grillo cañizales
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Este libro, incluyendo todas sus partes, está protegido por derechos de autor y no puede ser reproducido sin el permiso del autor, revendido o transferido.
_____________________________________________________ Breve Biografía: Aldivan Teixeira Torres, nació en Arcoverde- PE-Brasil, creó las series el vidente, las series hijos de la luz, poesía y guiones. Su carrera literaria comenzó a finales de 2011 con la publicación de su primer trabajo la novela Fuerzas opuestas. Por alguna razón, dejó de escribir solamente reanudando su carrera en la segunda mitad de 2013. Desde entonces, nunca se detuvo. Él espera que su escritura contribuirá a la cultura de Pernambuco y Brasil, despertando el placer de la lectura en los que aún no tienen el hábito. Su lema es "Para la literatura, la igualdad, la fraternidad, la justicia, la dignidad y el honor del ser humano para siempre".
”.
“Dedicación y Agradecimientos”
Dedico este primer trabajo de esta nueva serie a todos los lectores admiradores de mi trabajo, a los amigos, colegas, conocidos, vecinos, y en especial a mi familia. De cualquier forma, a todos los que me apoyan.
Quiero demostrar a través de este y otros estudios las numerosas manifestaciones de Dios en la tierra, a través de sus queridos hijos ya reconocidos por sus méritos, y a través de ellos incrementar la conciencia de la confrontación general de los tópicos que considero importantes.
Debido a eso, mis agradecimientos especiales a todos aquellos dispuestos a leerlo pacientemente.
“Sólo el pecado habla al impío en el fondo de su corazón; ¡ningún temor de Dios ante sus ojos! Se mira con tan buen concepto, que se niega a admitir su culpa. Sus palabras son fraude y maldad; renunció a ser sensato, a obrar el bien. Hasta en su lecho rumia sus maldades; se obstina en el camino que no es bueno, no renuncia al mal. Señor, tu amor está sobre los cielos y tu fidelidad pasa las nubes. Como los altos montes es tu justicia, y tus decretos como los abismos; Señor, tú ayudas a hombres y animales: ¡qué valiosa es tu gracia! A ti acuden los hijos de Adán debajo de tus alas se refugian; se sacian con lo mejor de tu casa, y le quitas la sed en tu río de delicias. En ti se halla la fuente de la vida, y es por tu luz que vemos la luz. Conserva tu amor a los que te conocen, tus premios a los de recto corazón. Que no me aplaste el pie del orgulloso, ni me atrape la mano del impío. ¡Ahí están, cayeron los malhechores, fueron tumbados y no pueden levantarse!” (Salmos Capítulo 36, La Santa Biblia)
Introducción
Voces de Luz es el primer libro de la serie de niños de luz cuya temática principal es la religión y la relación entre las personas. Su objetivo es informar, reflejar, cuestionar valores y confrontar con hechos históricos.
Hago una invitación al lector para que se sumerja en esta aventura llena de entretenimiento, misterio e información que ciertamente contribuirán a una nueva visión de la vida y el futuro. Con mis cumplidos, les doy un gran abrazo a ustedes mis huéspedes y les deseo una lectura feliz.
Resumen
“Voces de Luz”
Voces de Luz
Introducción
Pernambuco, 30 de Octubre, 2014
Decisión
Justicia
Misericordia
Caridad
Tolerancia
Paciencia
Fe
Cartago – Actual Túnez - año 465
Niñez
El Monasterio
Nuevas Actitudes
El Regreso al Monasterio
Una Semana Después
La Primera Lección
El Trabajo
El Ejemplo de Persistencia
El Período de Seis Años
Viaje Forzoso
Parada en Siracusa
Devuelta en casa
Decisión II
En Casa
La Semana
Un Tiempo Después
La Misión
Nominación
Viaje a Roma
Caminando en Roma
El Retorno
Cuentos, El Nuevo Obispo de Ruspe
El Exilio
El Cruce
Cartas al Rey
Repercusión
Tres Meses Después
La Secuencia de Trabajo
En Cartago
El Regreso
Diez Años Después
Nueva Posición
En Ruspe
Final
Final de la Primera Misión
Conclusión
Pernambuco, 30 de Octubre, 2014
Después de una noche sin sueño llena de ansiedad, crisis y problemas por resolver, el hijo de Dios finalmente despertó. Como es usual, se levanta, se estira, toma su toalla, jabón y champú y con pasos regulares camina hacia el baño. Cruza la puerta del dormitorio, llega a la sala a través del corredor, pasa a la cocina, encuentra a su familia y toma una cubeta de agua que su colaboradora hermana había preparado, le agradece por eso, y finalmente, entra al pequeño cuarto de su casa humilde. Una vez ahí se desviste, comienza a enjabonarse, se vierte un poco de agua, se frota con esfuerzo para mantenerse limpio y puro para otro día de trabajo pesado.
Durante el baño, muchas ideas llegan a su mente acerca de los problemas generales de tu vida, incluyendo tu carrera de escritor. En ese momento, todo se reducía a una gran esperanza de que sus trabajos poseían la expectativa de tener un efecto en todos los campos del futuro. Esto era lo que él pensaba.
Con las secuencias de enjuagues, todo va de forma muy rápida en su mente, como una película: La envidia por parte de otros, la ambición humana, las dificultades en las relaciones y la persistente fuerza de su familia en oposición de sus sueños, Toda esta cantidad de pensamientos se presentaban como una carga pesada que él era forzado a conllevar.
Pero, incluso siendo afrontado por tantas dificultades, nada ni nadie lograría hacer que él se rindiera. Era correcto para él, y con eso en mente termina el baño esperando por días mejores. Con la ropa y la toalla, sale del baño, pasando a través de los mismos lugares antes de llegar a su cuarto.
En su fortaleza, se coloca ropa y zapatos nuevos, peinando su cabello, rociándose un poco de perfume y empacando rápidamente su bolso. Mientras termina de arreglarse, sale del cuarto cargando el bolso, llega a la sala de estar, avisa que va a salir, pasa más allá del obstáculo y finalmente gana acceso al camino que lo llevará a la calle.
Desde la entrada gana acceso a la calle y en unos cuantos pasos se consigue con sus colegas, que realizaron el mismo camino que él. Cada uno luchaba por cumplir sus metas y eran modelos a seguir en la comunidad.
Con la misma compañía, el hijo de Dios camina por el centro de la ciudad y obtiene acceso al camino. Le tomaría unos 150 metros para llegar al borde de la autopista BR 232.
Este pequeño pasadizo es completado sin ninguna sorpresa en la interacción entre sus amigos, transformándose en una rutina menos monótona. Ahora solo faltaba esperar la van que los llevaría a sus respectivos trabajos.
Ellos no esperan mucho tiempo. Después de quince minutos la van gris llega, todos se montan, y una vez que se acomodan, la travesía continúa. Disfrutan la ruta de 18,5 Km para continuar hablando con los otros pasajeros y con el conductor, quien ya los consideraba sus amigos debido a su encuentro diario. Todo estaba muy bien.
Debido a que la van iba a gran velocidad, no tomó más de quince minutos en llegar a las puertas de la ciudad desde el camino, la dulce ciudad de Arcoverde. Atraviesan el vecindario de Boa Vista, llegando al centro de la ciudad y los pasajeros comienzan a llegar a sus respectivas paradas. Eventualmente llega el turno del hijo de Dios. Él agradece a todos por su atención, se despide, cruza la calle y entra al trabajo que le gustaba mucho.
Él saluda a los guardias, pasa a través de las puertas electrónicas, sigue por un corredor, atraviesa otra puerta, saluda a los colegas que ya están presentes y se sienta en su mostrador de servicio. Abre su mochila, saca las herramientas de trabajo que incluyen estampillas, saca grapas, engrapadora, calculadora y su botella de agua y un vaso. Toma un sorbo del precioso líquido y va al baño, pasando por dos puertas más. Al llegar al lugar, realiza sus necesidades fisiológicas, se lava sus manos y cara, se seca y finalmente sale del baño. Supera los mismos obstáculos para llegar otra vez a su mostrador. Ahora estaba listo para empezar su trabajo de servicio de atención al cliente, con una duración de seis horas.
Comienza la jornada con los servicios de atención que incluyen la actualización de datos, lineamientos, entradas en procedimientos administrativos. Todo era muy dinámico y requiere de mucha responsabilidad por parte de los servidores. Exactamente a las 9am, el hijo de Dios tenía hambre y toma su primera parada técnica. De nuevo abre la mochila, toma su almuerzo y navega hasta la despensa. Existían dos obstáculos que superar y llegando a la habitación el hijo de Dios se asegura de lavarse sus manos, tomar su almuerzo y sentarse en una pequeña mesa dentro del cuarto. El ambiente todavía está conformado por el mostrador de la cocina, el closet doble, el refrigerador, microondas y estufa. Solo en ese momento, la primera cosa que hizo el hijo de Dios fue servirse té y comenzó a comerse su bocadillo (pan con huevo y queso). Sólo le toma 10 minutos completar esta acción, se lava las manos y se dirige a su mostrador, debido a que posee una responsabilidad y no quería dejar a nadie esperando.
Al llegar a su puesto, resume sus llamadas durante unas largas cuatro horas. Debido a que este era un día inusual, fueron capaces de completar las sesiones dentro del tiempo establecido, y alrededor de la 1pm, el hijo de Dios salió de su mostrador, se despidió de sus colegas y salió por la misma entrada local.
Al obtener acceso a las calles, él caminó con un paso acelerado hacia la parada de la van, para lograr llegar a su hogar lo más rápido posible, porque tenía trabajo por hacer. De esta forma, pasa por el callejón de Buíque, gira a la derecha, sigue la avenida principal hasta la intersección, el lugar más peligroso de la ciudad.
Cuando llega a la esquina, la señal indica que no hay paso para los peatones. Se detiene por un momento y observa el movimiento, cuando disminuye decide atravesarla porque en su visión no se presentaba ningún peligro.
Sin embargo, cuando llegó a la mitad del cruce, un camión escondido gira hacia él y parece ir descontrolado. El hijo de Dios no reacciona ante el peligro, hubo un grito, alguien lo estaba agarrando y el camión pasa muy cerca. El golpe de la caída lo deja confundido por un buen período de tiempo.
Una vez que comienza a caminar, es sostenido por un hombre joven y sonrosado y por mucha gente curiosa. Sin entender exactamente lo que estaba pasando en realidad, entra en contacto con el hombre joven.
—¿Qué te pasó, y quién eres?
— Soy Emanuel Melkin Escapuleto y soy el que logró salvar su vida. Por favor preste más atención al cruzar una calle. (le recomendó)
El hombre joven mantuvo su preocupación con Aldivan, que todavía era sacrificado. Para lograr resolver la confusión, le habló a la gente alrededor.
— Muchas gracias a todos. Ya se pueden marchar. Yo cuidaré de él.
Uno a uno, la gente curiosa comenzó a irse deseando que el hijo de Dios se recuperara. Afortunadamente, sólo fue un susto fugaz. Emanuel seguía siendo muy considerado con Aldivan y lo ayudó a levantarse. Después se reestableció la conversación entre ellos.
— Yo quería agradecerle por todo lo que ha hecho por mí. Por cierto, cuando yo estaba cruzando la calle, no te vi. ¿De dónde has venido? (El hijo de Dios)
— Yo estaba detrás del poste de luz a tu lado, estaba atendiendo una llamada en el celular. Cuando me di cuenta que el camión iba a golpearlo, no pensé dos veces. (Emanuel)
— Muchas gracias otra vez. ¿Eres de por acá?
— No. Estoy de vacaciones. Yo vivo en la aldea de Ibimirim llamada Jeritacó. ¿Has escuchado de él?
— Nunca. Yo no conozco Ibimirim, pero tengo deseos de visitarlo.
— ¿Qué bien, y tú? ¿De dónde eres?
— Yo no poseo una residencia fija. Mi trabajo de escritor me hace viajar constantemente en busca de aventura.
— Oh genial. ¡Mira! ¿Estás muy ocupado? Quiero conocerte mejor.
El hijo de Dios revisa la hora y nota que son la 1:30pm. De hecho, su agenda estaba muy ocupada, pero esa conversación era buena y prestar atención era lo menos que podía hacer por alguien que había salvado su vida. El decidió aceptar la propuesta.
— Esta bien. ¿Quieres ir a un restaurant cercano? Te invito el almuerzo.
— Gracias. Acepto. Estoy hambriento.
— Así que, sígueme.
Ambos cruzaron la avenida cuidadosamente y siguieron por la calle en dirección a la oficina postal. Luego de superar una docena de tiendas, encontraron un lugar callado donde el almuerzo era similar a un auto-servicio.
Ellos entraron al establecimiento llamado Massa Delícia, escogieron una mesa disponible, el hijo de Dios soltó su bolso y junto a su nuevo amigo, fueron a preparar sus platos. Cada uno llena su plato con comida distinta, gracias a la amplia variedad presente. Al final, tomaron sus cubiertos, pesaron el plato, tomaron la factura y se dirigieron a su mesa. También ordenaron algo para tomar.
Con unos cuantos pasos, llegaron a la mesa, se acomodaron en dos sillas alrededor de la misma y mientras comían intercambiaban información.
— Así que, otra vez, ¿Cuál es tu nombre? (Emanuel)
— Mi nombre es Aldivan Teixeira Tôrres, pero también soy conocido como el hijo de Dios, el Vidente o Divinha. Como ya dije, soy un escritor, autor de la serie “El Vidente”.
— ¡Genial! Y, ¿Cuál es el género?
— Yo escribo romance de ficción. Mi meta con la literatura es contribuir con mi experiencia de vida para que muchas personas puedan ser transformadas.
— Yo amo leer. ¿Tienes algunos libros que has escrito que puedas mostrarme?
— Si tengo. Espera un momento.
El hijo de Dios agarra su mochila, la abre y saca una copia de su primer libro publicado “Fuerzas Opuestas: El misterio de la Cueva” y se lo entrega a Emanuel. Con un vistazo rápido, leyó la sinopsis, la caratula, el resumen y la introducción; luego continuó con la conversación.
— Muy interesante. Lo disfruté mucho. ¿Puedo quedármelo?
— Por supuesto. ¡Es tuyo!
— Gracias.
Emanuel mantiene el libro a su lado y ambos se concentran en su almuerzo por un momento, dejando de hablar. Por un momento los ojos de Emanuel brillaron como si se le hubiese ocurrido una idea y resumió la conversación con su amigo a su lado.
Escucha, ¿Tú crees que fue una coincidencia que nos conociéramos?
— No lo sé. No creo en las coincidencias.
— Yo tampoco. Y tengo una proposición para ti.
— ¿Cuál?
— Quiero ser tu compañero en una nueva serie.
— ¿Y qué te califica a ti para que yo te acepte?
— Tengo un talento especial. Puedo capturar exactamente los puntos vitales de los problemas, los enfoques claves de las historias. Un ejemplo fue encontrarte y salvar tu vida en ese preciso momento. También tengo contactos importantes alrededor del mundo que serán muy útiles.
— Está bien. Específicamente ¿Cuáles son estos enfoques?
— Son relacionados al área religiosa. ¿Eso te interesa?
— Demasiado. ¿Y qué sugieres para nuestra primera aventura?
Emanuel mira la hora en su reloj de muñeca y parece estar decepcionado. Luego continúo con la conversación.
— ¿Cuándo puedes visitar me para hablar mejor?
— ¿Ir a Jeritacó? Yo ni siquiera sé dónde queda.
— Hay una van desde Ibimirim con destino a dicho lugar. Una vez ahí, te informarás acerca de dónde queda mi casa. Es una ciudad pequeña y todo el mundo me conoce.
— OK. Lo pensaré, y si puedo ir, probablemente sea el sábado. ¿Tienes alguna forma de comunicarte conmigo?
— Tengo un celular, pero solo funciona en el centro de la ciudad. Pero, como dije, cuando llegues allá me encontrarás. Bueno, ahora me debo ir o perderé la van.
— OK. Nos veremos pronto.
— Adiós.
Emanuel le da la mano al hijo de Dios y se va rápidamente de ahí, dejándolo con dudas. Entre los diversos pensamientos que rondaban su mente estaban preguntas como: ¿Quién era esa persona de verdad? ¿Cuál es su intención? ¿Por qué sentía que lo conocía desde hace tiempo? Era un gran misterio que le provocaba cada vez más angustia. Sin embargo, en ese tiempo, él iba súper tarde y su familia podría estar preocupada, debido a que él no les había avisado. Su aventura tendría que ser pospuesta para otro día.
El hijo de Dios recogió su plato, tomó su mochila y se paró con dirección a la cajera. Entregó el plato, el recibo y el dinero. Esperó el cambio y salió del establecimiento, comenzando su travesía hacia la parada de la van, que estaba muy cerca.
Los pasos rápidos continuaron durante unos trescientos metros, cruzó la misma intersección y ¡vaya! No pasó nada porque en el momento había menos movimiento. Luego giró a la derecha, caminó unos cien metros, giró a la izquierda y alcanzó su destino.
Eran las 2:30pm y ya sea por acción del destino o mera suerte, quedaba un asiento disponible en el auto. Inmediatamente fue al carro con la compañía de los fiscales y escogió un buen lugar al lado de una rubia joven y delgada y una mujer de mediana edad. Saluda rápidamente a ambas y al conductor y el carro avanza. Se despidió rápidamente de su querida Arcoverde, prometiendo regresar el día siguiente.
El carro sigue la dirección desde el centro de Boa Vista hacia la autopista BR 232 y mientras la van iba con su paso frenético el hijo de Dios aprovechó la oportunidad para establecer una conversación con sus vecinos sentados cerca.
— ¡Hola! ¿Estás bien? ¿Siempre vienes a Arcoverde?
— Si. La ciudad de Pesqueira tiene pocas opciones para conseguir pruebas más precisas, por lo que me veo obligada a venir acá. (Mujer de mediana edad).
— Yo estaba en la casa de mi hermano. Habían pasado siglos desde que lo había visitado. (Rubia joven)
— ¿Cuál es tu nombre? (el hijo de Dios)
— Georgia. (Mujer de mediana edad)
— Karla. ¿Y tú? (Rubia joven)
— Aldivan Teixeira Tôrres, pero pueden llamarme Vidente o el hijo de Dios.
— ¿Vidente? ¿De verdad? (Georgia)
— Sí. Tengo un talento maravilloso, todavía no desarrollado, pero para mí es muy útil. (El hijo de Dios)
— Interesante. (Georgia)
— ¿Y, hijo de Dios? ¿Tu afirmación no es exagerada? (Karla)
— No me tomes como presumido. No fue mi decisión tomar este título, pero si, las entidades me acompañan. (El hijo de Dios).
— ¡Wow! ¡Increíble! (Karla)
— Estoy cada vez más sorprendida con este joven hombre. (Georgia)
— No se impresione. Aunque no me adentraré con las explicaciones, soy un hombre joven perfectamente normal que busca el significado de la vida. Quiero esparcir con la literatura un mensaje de esperanza a otros como yo, para que puedan experimentar la transformación por la acción del espíritu. Eso es todo. (El hijo de Dios).
— Muy bien. Le deseo suerte en su travesía (Georgia).
— Deseo con muchas ganas leer sus libros, porque todavía me siento perdida. (Karla)
— Gracias a ambas. Esto me motiva aún más a seguir mis sueños. (El hijo de Dios).
El destino se acerca, el carro gira hacia la derecha y entra en un camino angosto. Dentro de unos metros, el Vidente se despide, paga el pasaje y finalmente sale de la van. Camina unos cuantos metros más y llega a su hogar.
Entra en su residencia, en la sala es recibido con gran cariño por parte de sus familiares y luego se dirige a su cuarto, donde cambia de ropa rápidamente, pero mantiene consigo su mochila. Después salió del cuarto, va a través de la sala y el pasillo y finalmente llega a la cocina. En el ambiente, lavó sus manos en el lavamanos, se seca con el paño de tela, se prepara su plato con lo que está en la cocina (pasta, arroz, frijoles, harina, carne, ensaladas, vegetales y jugo) y finalmente se sienta en una silla alrededor de la mesa principal. En ese momento tendría quince minutos de descanso para alimentarse y reposar.
Después de su almuerzo, se devolvió al cuarto donde se desvistió, se puso una toalla y toma champú, jabón y crema hidratadora. Luego va al baño de la casa donde tomaría una ducha muy rápida. Y entonces lo hizo. Quince minutos después estaba de vuelta en su cuarto, bañado y con una muda de ropa.
Ahora solo se encontraban el Vidente y la computadora, adentrándose en su trabajo de escritor. Él trabajaría por el resto de la tarde, cenaría y luego continuaría trabajando toda la noche. Todo por lograr cumplir su sueño “Conquistar al mundo con sus palabras”.
Al final del día, se dormiría usualmente a una hora temprana. Esta es la rutina diaria del soñador, el Vidente de la cueva y en este día especial (30 de octubre), él se encontraba conmovido por su experiencia con Emanuel, el joven hombre que le hizo una importante propuesta que podría cambiar su carrera.
Decisión
Luego del paso de dos días, llegó el sábado. El hijo de Dios se levanta muy temprano, se estira, se quita su ropa, se coloca la toalla en la cintura, agarra el champú, el jabón, la afeitadora, la crema de afeitar y la crema hidratadora y se dirige al baño, pasando a través de los dos cuartos y la sala de la residencia. Al llegar al compartimiento, colocó los artículos necesitados en el lavamanos, tomó la toalla, abrió la llave de la ducha y comenzó a inundar su cuerpo con el agua fría proveniente de la cisterna, que está mucho más fría.
Un momento después, cerró la ducha, enjabonó su cuerpo y uso ese ejercicio para meditar un poco acerca de lo que había pasado hace dos días atrás. Después de un breve análisis concluyó que un viaje a Jeritacó, una aldea olvidada en las tierras bajas del noreste y eran el hogar de Emanuel, una criatura singular, que lo había salvado de la muerte. Aún si sólo fuese por gratitud, él podía visitarlo y descubrir un poco más acerca de Emanuel y de su propuesta. ¡Lo había decidido! Iría a Jeritacó
Con la decisión en su mente, se terminó de enjuagar, enjabonó un poco más su cuerpo y volvió a abrir la ducha. El flujo de agua lavó sus impurezas, pero no se llevó sus preguntas ni preocupaciones que poseía ante el nuevo desafío. La nueva aventura que estaba en camino.
Sintiéndose limpio, el hijo de Dios terminó su ducha, se puso de nuevo su toalla, dio 4 pasos que lo colocaron en frente del borde del lavamanos y comenzó la segunda parte del servicio del baño: Afeitarse su barba. Se colocó la crema de afeitar en toda su cara y con la ayuda de la afeitadora comenzó a remover su barba de su cara y cuello. Necesitaba estar presentable para hacer una buena impresión a cualquier lugar al que iba. En siete minutos concluyó su trabajo, se lavó su cara, limpió su afeitadora y salió del baño.