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Inteligencia Emocional En La Escuela
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Inteligencia Emocional En La Escuela

Inteligencia Emocional En La Escuela
Juan Moisés De La Serna

Hablar de Inteligencia emocional es hacerlo de actualidad en cuanto al desarrollo de la persona, aspecto que ha estado en auge desde hace unas décadas y cuyo ámbito se ha visto útil no sólo en el ámbito personal si no también laboral.

Inteligencia

Emocional

en la

Escuela

Dr. Juan Moisés de la Serna

Copyright © 2018

www.juanmoisesdelaserna.es

Prefacio

Hablar de Inteligencia emocional es hacerlo de actualidad en cuanto al desarrollo de la persona, aspecto que ha estado en auge desde hace unas décadas y cuyo ámbito se ha visto útil no sólo en el ámbito personal si no también laboral.

Cada vez son más los estudios que se acumulan sobre los beneficios de un correcto desarrollo de la Inteligencia Emocional, recomendándose formarse en ello cuanto antes mejor.

De ahí que la escuela sea el ámbito adecuado para que los más pequeños e incluso los adolescentes conozcan y desarrollen la Inteligencia Emocional.

Índice

Capítulo 1. Inteligencia Emocional (#u00be3ca3-8FFF-11e9-be98-0cc47a5f3f85)

Capítulo 2. Inteligencia Emocional y Desempeño Académico (#u00be3ca3-9FFF-11e9-be98-0cc47a5f3f85)

3. Inteligencia Emocional en la Escuela (#litres_trial_promo)

Capítulo 4. Beneficios de la Inteligencia Emocional (#litres_trial_promo)

Capítulo 5. La resiliencia en la Escuela (#litres_trial_promo)

Capítulo 6. Interviniendo en la Inteligencia Emocional (#litres_trial_promo)

Capítulo 7. Inteligencia Emocional y Felicidad (#litres_trial_promo)

Capítulo 8. Inteligencia Emocional y Acoso Escolar (#litres_trial_promo)

Conclusión (#litres_trial_promo)

Juan Moisés de la Serna (#litres_trial_promo)

Dedicado a mis padres

Agradecimientos

Aprovechar desde aquí para agradecer a todas las personas que han colaborado con sus aportaciones en la realización de este texto, especialmente al Gobierno de Canarias, al Dr. Pedro Luis Nieto, Secretario del Departamento de Psicología y Pedagogía en la Universidad CEU-San Pablo.

Dª Noelia Carbonell Bernal

Aviso Legal

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros medios, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).

Diríjase a C.E.D.R.O. (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con C.E.D.R.O. a través de la web www.conlicencia.com o por el teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.

© Juan Moisés de la Serna, 2018

Capítulo 1. Inteligencia Emocional

Se puede afirmar que se vive en un mundo emocional, al igual que se puede afirmar que se vive en un mundo social. De forma que aquellas personas más habilidosas en cuanto a su desempeño emocional, son también las más exitosas. Por ejemplo, un comerciante de cualquier producto o servicio, principalmente se dedica a vender emociones, y que la otra persona compre o adquiera eso que vende.

Los medios de comunicación, la televisión, la radio, o cualquier otro, trata de emocionar, y con ello vender más sus productos o servicios; pero no todas las personas tienen el mismo nivel de habilidad emocional, hay quien por algún motivo no llega a desarrollar suficientemente esta habilidad, de ahí que desde hace unos años se haya creado una nueva área de investigación y trabajo en psicología, denominado Inteligencia Emocional iniciada por Daniel Goleman con su obra con igual título.

La inteligencia ha sido definida tradicionalmente como la capacidad de resolución de forma satisfactoria de una serie de cuestionarios "estandarizados" para la población "diana" determinado por la genética.

Esto quiere decir, que el cuestionario o test ha sido validado con muestras menores antes de administrarse a la población general, y que cuenta con validez interna y externa, es decir, mide lo que se quiere medir, y además está especialmente diseñada para un determinado colectivo y rango de edad.

Si bien el uso de los cuestionarios de inteligencia surgió ya en el siglo XIX, han sido muchos los detractores de estas pruebas por considerarlas "injustas", al querer evaluar a toda la población "por el mismo rasero".

A principios del siglo pasado se creó una polémica sobre los estudios realizados por las fuerzas armadas que analizaban la relación entre la inteligencia y la raza, es decir, analizaban los resultados obtenidos entre la población americana en función de si el participante era blanco o negro, y entre los "nativos" americanos y los inmigrantes, concluyendo que los blancos de procedencia anglosajona tenían mejores resultados que otros grupos raciales y que los inmigrantes cuya lengua materna no era el inglés. Todo ello motivó la modificación de las políticas educativas encaminadas a "compensar" dichas diferencias.

Estudios posteriores dejaron en evidencia dichos resultados debidos a los "fallos" en las pruebas empleadas los cuales no tenían en cuenta el "argot" propio de la población diana que se quería analizar, siendo necesario adaptar dicho test en función de a quién se dirigía.

A pesar de ello, el coeficiente de inteligencia sigue siendo una medida válida de la capacidad de resolución de una serie de pruebas diseñadas y preparadas por los psicólogos, las cuales siguen unas estrictas normas de control establecidas por la psicometría (ciencia de la medida) de forma que sus resultados son válidos y fiables para la población que se aplica.

Gracias a ello, se puede predecir el nivel de éxito académico, y con ello también el futuro profesional de los alumnos, mucho antes de que éstos sean capaces de ser conscientes de sus habilidades y posibilidades; igualmente se usa en el campo de la selección de personal como encontrar al candidato ideal para el puesto, que no tiene porqué ser ni el mejor cualificado ni el que más experiencia tiene.

A lo largo de los años se ha ido perfeccionando y mejorando la psicometría de forma que su fiabilidad es bastante alta, es por ello que las empresas deciden "su futuro" en función de los resultados de las evaluaciones realizadas por los servicios de Recursos Humanos.

La evaluación de la inteligencia es un tema polémico, tanto por su definición, por lo que socialmente conlleva. Con respecto a la definición, son muchos los que aún equiparan la inteligencia a un solo constructo, es decir, eres inteligente o no, y de serlo, puedes ser "del montón", estar por debajo de la media, o por encima. Si estas en éste último caso, puedes ser más inteligente que el resto, un superdotado o un genio, como distintos grados. Así sería si siguiésemos el modelo clásico de inteligencia, ahora en desuso.

Aunque en las últimas décadas, el concepto mismo de inteligencia ha sido cuestionado, entendiéndose que no es algo unitario, sino que existen inteligencias múltiples, inteligencia espacial, inteligencia verbal, inteligencia matemática, inteligencia musical, etc.

Una persona que tenga altas capacidades desarrolladas para la música, será un gran "Chopin" o "Mozart" de nuestros días, pero puede que nunca destaque a la hora de hacer integrales, derivadas, o trigonometría, por ejemplo.

Otra cosa diferente es el "genio", capaz de destacar en varias de éstas áreas de inteligencia; aunque actualmente todavía no existe un consenso científico a la hora de establecer claramente esta distinción.

Otro aspecto son las implicaciones sociales de los superdotados, temidos por unos y deseados por otros; algunos países llevan años invirtiendo mucho esfuerzo a través de screening a la población, es decir, cuestionarios de inteligencia administrados en todas las escuelas para detectar a estos "genios en potencia".

Igualmente, las universidades, sobre todo las que figuran en el top del ranking mundial, están muy pendientes de aquellos alumnos que destacan en la secundaria para ofrecerles todo tipo de facilidades para que estudie en su centro, sabiendo que muchos de ellos acabarán siendo profesores e investigadores de su plantilla en un futuro.

A pesar de lo anterior, en la mayoría de las ocasiones, el principal problema de padres y profesores es que el menor sea capaz de aprovechar su etapa educativa, más allá de superar los cursos.